martes, 9 de agosto de 2011

4ª etapa - Mañana- París-Limoges

Estos son los prototipos de nuevos vehiculos para tomar rotondas...


A unas horas del comienzo del regreso estamos ultimando los preparativos. Con tanto ir y venir por París y cercanías, y sobre todo por el mal tiempo, no habíamos tenido tiempo de revisar las motos. Hoy (martes) nos ha amanecido un día con nubes y claros que no amenazaba lluvia, lo cual es toda una novedad en este viaje. La gente por las calles va vestida de invierno, con bufanda incluida.

El caso es que nos hemos dedicado a revisar las motos y… “gazapo”. Si la moto de Chimo tuvo que pasar por el quirófano de un chapista de la localidad para solventar la rotura del soporte del escape, la de Tachu nos ha dado la sorpresa hoy mismo. La misma pletina que a Chimo, pero en este caso lo que se estaba agrietando era el mismo escape. Además ya había encontrado un camino rápido la salida de los gases y escondido se podía ver un pequeño orificio. Es verdad que era fácil localizar, pero tal como encontramos las últimas etapas, no era posible percibir que aquello en marcha e intentando protegerse de lo que San Pedro nos había preparado… pero qué duda cabe, si fuera sencillo lo haría cualquiera y, pecando de orgullo, “esto hay que currárselo”.

El chapista del otro día estaba de vacaciones, de manera que nos hemos ido a Leroy Merlin y hemos comprado soldadura fría y alambre. Imagino que aluna de las soluciones funcionará. Dejaremos la cinta americana para un caso extremo que espero que no llegue.

Las previsiones para mañana son algo optimistas. El fresco no se marchará, pero las lluvias nos aseguran que nos darán un respiro.

Para ganarle al día pensamos madrugar, de manera que el reloj volverá a sonar a las 5:00 para salir una hora después. No pasaremos por París, daremos un pequeño rodeo por Rambouillet para buscar Orleáns y bajar hasta Bonnac la Cote, cerca de Limoges. Incluso es posible que para quitar kilómetros a la etapa siguiente, alarguemos algo la jornada y bajemos un poco más hacia el sur. La siguiente etapa será nuevamente hasta Andorra y la última, si todo sale según lo planeado, a dormir en casa con la llegada a Vall por la tarde.

Ayer estuvimos todo el día sufriendo en Disneyland y probamos algunos vehículos para valorar la posibilidad de cambiar de montura. Creo que encontramos los ideales, ahora falta probarlos en ruta, pero pensamos que después de muchas horas podemos quedar un poco mareados. Eso si, para las rotondas son estupendos porque eso de girar ya lo tienen aprendido…

viernes, 5 de agosto de 2011

3ª etapa - Limoges-París

Como la segunda etapa había sido muy dura y nos habíamos metido en la cama sobre las dos de la madrugada, esa jornada comenzaría bastante tarde.

El cielo estaba cubierto, totalmente gris, pero no llovía. Salimos hacia el norte atravesando la ciudad de Limoges, que no fue tan grave como Toulouse. A 25 kilómetros de etapa comenzó a llover. Nos dio la sensación de que aquello empezaba demasiado pronto y que la etapa tampoco sería fácil. Nos pusimos toda la artillería chubasqueril y seguimos. Por suerte la cosa cambió en poco tiempo y el sol comenzó a brillar con fuerza. El resto de la etapa discurrió muy bien, con buen tiempo e incluso calor, permitiéndonos rodar en camiseta y pantalón corto. Los paisajes era bonitos, igual que los pueblos del tipo los tres mosqueteros. Castillos, caserones, bosques, vacas en prados inmensos. Así llegamos a París, al pie de la Torre Eiffel. Allí había una reunión de Vespa, que según me explicaron se reúnen al pie de Trocadero todos los miércoles primeros de mes, durante todo el año.

La jornada no había concluido, faltaba llegar a Rosny-sur-Seine donde estaba instalado el cuartel general. El objetivo del viaje estaba conseguido, había llegado a París con las tres motos. Ahora a descansar y recuperarnos, luego el regreso.

Hoy es viernes y sigue lloviendo. Hay algunas cosas que revisar de las motos, pero no hay tregua. La moto de Chimo ha roto el soporte del escape y hay que soldarlo o buscar otra solución, las otras dos motos también habrá que revisar. Pero eso es otra historia que todavía no ha llegado… continuara, si se puede… eso será el próximo miércoles, mientras tanto vamos a hacer turismo. Ayer estuvimos en varios sitios de París, incluida la Torre Eiffel y hoy teníamos previsto ir a Disneyland, pero el agua aconseja ir a otro lugar, por ejemplo Versalles.

2º etapa - Andorra-Limoges (2 de agosto)

Nos despertamos a las 6:00 sin demasiadas prisas. Era todavía de noche. Entre el desayuno, el aseo y recoger la tienda de Tachu y preparar las motos se nos hicieron las 7:30. Momento en el que poníamos las motos en marcha para atacar, como en el argot del Tour de Francia se conoce, la etapa reina con final en alto. Aunque ese final únicamente era un aperitivo para el día que distaba mucho de ser la conclusión de la que sin duda iba a ser la etapa reina de la ida.

Una hora menos algunos minutos costó de superar los 27 kilómetros que nos llevaban hasta la cumbre del puerto D’Envalira de 2408 metros de altitud en un día que allí arriba era radiante. La cosa funcionaba, aunque a algunos mejor que a otros. Mi GL subía a buen ritmo, en su línea, para merecer el premio de la regularidad, pero las otras dos motos iban a por el triunfo final de la carrera y enseguida se pudo comprobar que no sólo corrían más, también subían mejor y consumían menos, cerca de medio litro a los cien, que si bien parece poco, en realidad es un 20% menos que la mía. Se puede considerar que tanto la GL de Tachu como la AL de Chimo atesoran un equilibrio ideal de potencia, fiabilidad y economía. Un buen trabajo de Kiqu que ahora se refleja en la práctica.

Lo siguiente fue la bajada que parecía interminable. Las motos estaban en su salsa y uno tras otro consumieron los cerca de 40 kilómetros de carretera en descenso, aunque los que tenían pendiente sólo fueron los 15 o 20 primeros. En ese tramo ocurrió un pequeño incidente sin importancia en el que Tachu perdió la tapa de las herramientas con todo su contenido. Digo sin importancia porque pudimos recuperar hasta el tornillo de sujeción de la tapa.

Pronto llegaron los llanos de las cercanías de Toulouse y la ciudad. No se si decir que fue lo peor del día porque todavía quedaban muchas horas y algunos problemas antes de terminar la jornada, pero atravesar la ciudad y sus aledaños supusieron un desgaste físico y moral importantes. El tiempo pasaba deprisa y los kilómetros muy despacio. Comenzaba la tarde y no habíamos concluido la mitad de recorrido. Por suerte el día seguía bueno y el sol castigaba de lo lindo, que era la situación preferida para nuestros motores, que parecían sentirse mejor con las altas temperaturas.

Perdimos una hora visitando a mi amigo Msr. Gilbert, que en el primer viaje a París me pudo solventar el importante contratiempo de la rotura del eje de la rueda trasera de mi moto. Por casualidad el navegador nos llevó hasta aquel lugar y pasamos a verle. También por suerte se encontraba en la fábrica y nos pudo recibir. En un primer lugar parecía sorprendido y asustado, como si le diera la sensación de que le íbamos a pedir algo. Nos atendió de manera correcta pero nada más, pronto dio por concluida la recepción, posiblemente porque no acaba de recordar mi anterior visita. Nos despedimos y salimos hacia las motos que esperaban en la puerta. Cuando nos estábamos colocando los cascos volvió a salir el señor Gilbert y nos dijo que si queríamos tomar café, a partir de ese momento la cosa cambió radicalmente para pasar a una situación agradable y totalmente distendida.

De nuevo en la carretera nos encontramos con unas obras que nos retuvieron un buen rato. Mi GL fallaba un poco pero no le di importancia, unos kilómetros atrás tuve que cambiar una bujía porque se paró mientras manipulaba el navegador en una de las detenciones en la cuneta.

Seguimos y el tiempo comenzó a oscurecerse cuando el sol poco a poco iba bajando en el horizonte.

El primer chaparrón nos obligó a detenernos para sacar los chubasqueros y todo lo que habíamos traído para la lluvia. Al mismo tiempo nos pusimos en comunicación con nuestra familia-asistance y nos dijeron que estaban en el camping y que era imposible plantar las tiendas de campaña por lo que había caído y lo que estaba cayendo. Entre todos decidimos que había que buscar un hotel para pasar la noche porque en el camping no iba a ser posible.

Los siguientes 10 kilómetros fueron infernales. Un tramo con un chaparrón importante que dejó la carretera inundada y peligrosa. Era una zona donde habitualmente llueve bastante, pero que el temporal rompa las ramas de los árboles y arranque alguno, eso no lo es. Estábamos conviviendo con un día de perros en la zona de entrada a la comarca limusina.

La lluvia cesó por unos minutos para permitir que nos lamiésemos las heridas. Uffff, había sido complicado el tramo. Las motos funcionaron bien, aunque la mía falló en un par de ocasiones con amenaza de paro. De momento habíamos superado el primer escollo realmente difícil.

Nos quedaban 100 kilómetros para llegar a Bonnac la Cote, que era donde estaba el camping, pero ahora el destino había cambiado hasta el sur de Limoges donde las familias habían tomado unas habitaciones. Era sólo cuestión de salvar esos kilómetros hasta el hotel, aunque la noche se acercaba muy rápido.

Oscureciendo volvió de nuevo la lluvia con bastantes ganas, llegando en poco tiempo a inundar de nuevo la carretera. Cuando las luces de los pueblos se encendieron y la carretera oscureció hasta casi no poder distinguirla, un fallo fulminante de mi Moisés, el que sobrevivió de las aguas, detuvo la marcha en un lugar indeterminado de una carretera llena de agua donde desde arriba, San Pedro, no parecía tener interés en aflojar su húmedo ímpetu. También había viento y fresco.

Una suerte relativa nos permitió acercarnos hasta la parte exterior de una fábrica que tenía un techado que nos podía proteger en parte. Digo eso porque la suerte fue que el viento soplaba desde el techado y algo nos protegía, pero el resto estaba al descubierto.

Desmonté la bujía y pude comprobar que no había chispa. Revisé todo lo revisable y no había manera. En principio parecía que aunque había agua por todas partes, no parecía suficiente para tal situación, sobre todo porque en el viaje a Cabo Norte viví etapas con más agua y más frío, pero así estaba la cosa.

Cuando ya dimos por concluida la revisión y avisamos a la familia-asistance para que viniera a nuestro encuentro, se me ocurrió llamar a nuestro ángel salvador, Kiqu.

¿Has comprobado si falla el módulo rosa del encendido? Esas fueron sus palabras. Casualmente había cogido uno de repuesto porque según Kiqu ese módulo solía fallar. Al abrir la caja de herramientas reconvertida en habitáculo de elementos eléctricos pude comprobar que no había entrado agua, pero la humedad ambiental era otra cosa que seguramente había hecho su trabajo. Así fue, cambié el módulo rosa por el que traía de repuesto y Moisés entonó nuevamente su letanía… llamada a la familia para que no vinieran a buscarnos y hora y media después estábamos con ellos en el hotel. Aunque ese tramo fue muy difícil y peligroso porque siguió la lluvia y con las luces de las motos apenas se veía nada. También había que sumar las ramas que encontrábamos en la carretera.

jueves, 4 de agosto de 2011

Comentarios desde Paris-primera etapa

Ya hemos llegado a Paris y no ha sido facil... en primer lugar pido disculpas por errores tipograficos puesto que con un teclado frances la posicion de las teclas no son las mismas que en uno espagnol, y sobre todo no esta la enye.... conyo... y los acentos, donde estân????
Para mas inri no puedo entrar en el foro para ver los comentarios.
Veamos... al final de la primera etapa escribimos una cronica que al final nose pudo enviar, no se si estara escondida en algun sitio. El caso es que ese lunes de la primera etapa todo salio perfecto. Salimos puntualmente a las 6 de la manyana como esta previsto en el rutometro. A laz 6:24 estabamos en Vilafames y Vespinaire alucinaba con nuestra puntualidad... yo tambien. A esas horas el culo todavia no dolia pero ya daba alguna muestra de protagonismo futuro, proximo diria yo. Unas horas mas tarde paramos primero a solventar un pequenyo problema con un racor de gasolina en la moto de Chimo, nada serio, para continuar con el viaje y unos minutos despues compartir con Vespinaire nuestro primer almuerzo de bocata de jamon Garceran de Segorbe, que resultaria en los dias siguientes ser la dieta habitual, el plato unico.
Llegamos con un par de horas de adelanto al Museu de la Bassella y a la sombra de un sofocante calor de mediodia nos comimos los macarrones que habia preparado Isabel, la mujer de Chimo. Dios sabe que en la simplicidad, a veces, esta la virtud y esos macarrones seguro que nos hubieran hecho felices los otros dias, que sin desmerecer en absoluto el jamon de Garceran de Segorbe, que esta loncheadito y envasado al vacio, tambien es cierto que nuestras gargantas se apanyarian mejor trasegando cosillas mas melositas. Eso si, que dure el jamon.
A pesar de esas horas de adelanto llegamos al canmping Valira de Andorra anocheciendo. El resto os lo podeis imaginar, estuvo bien.
Como consideramos que la jornada habia sido dura pensamos dormir un poco mas el dia siguiente, una horita. De manera que nos despertamos a las 6 para salir a las 7 que luego fueron las 7:30. Bien, esto seguia bien... continuara

Sigamos (ahora escribiendo previamente en un Word sobre mi portátil): como decía, la primera etapa terminó del modo más optimista posible. Los cerca de 450 kilómetros totales se hicieron como se suele decir, en un pis pas. Incluso los niños pudieron hacer fuego en la barbacoa y chamuscar unas salchichas de Frankfurt para acompañar a las ensaladas de la cena. Sin duda, a pesar de las horas de conducción sobre las motos y también sobre los coches, el cansancio todavía nos permitía ver bien las cosas. No quiero decir que luego se hayan visto mal, simplemente distinto.

El despliegue de medios fue grande. Las tiendas de campaña, los coches a rebosar de trastos supuestamente imprescindibles y, el remolque, éste si que llevaba trastos. En la distancia, claro, era una especie de TSO en pequeño (Tierry Sabine Organization- los del París Dakar). Era aquello de ir sacando trastos y trastos para montar un puzle en el que todo encajase. Lo grave era que todo aquello había que guardarlo a la mañana siguiente. No nosotros los que montábamos los Vespino, más bien el equipo falimilia-asistance que llevábamos. De manera que con copita y cafecito dimos por finalizada la etapa hasta el día siguiente, apenas unas horas después.