VALENTÍN SALVADOR CALVO vespinos@yahoo.es Blog inicialmente concebido para albergar y difundir información sobre el club de Vespinos en Segorbe. En la actualidad difunde viajes y aventuras relacionados con Valentín y su entorno. Esparamos os resulte, como mínimo, entretenido. Enlace al blog del viaje a Cabo Norte: cabonortevespino.blogspot.com
jueves, 17 de febrero de 2011
La excursión a Penyagolosa
Ya terminó la excursión invernal a Penyagolosa. Como no puede ser de otra manera, todos los Vespino se comportaron de manera fantástica, según la capacidad de cada uno. Sin un solo problema, ni siquiera un pinchazo y eso que la rutilla se las traía.
Habíamos quedado en la puerta de Srprint-Byke, antigua Bici-sport, que todavía sigue siendo la dirección social de nuestro grupo, aunque habrá que cambiarla.
Allí nos juntamos con 6 Vespinos. A saber: Juán Bici-Sport, Quemadillo, Carlos Tena, Jaspi, Xímoti-Dalton y un servidor (Valentín). Toni Bicis no pudo venir, la Presi tampoco, Manolo Tena tampoco, Tachuzumi-Katayama tampoco y alguno más que tampoco se pudo unir a nosotros. Por fallar nos falló hasta el conductor del "coche-escoba" que al final tuvo que conducir Carlos a la ida y Juán a la vuelta. A las 6 Vespinos se le sumó también la ALX de Vespinaire que nos esperaba en las proximidades de Vistabella.
La salida tuvo lugar impuntualmente a las 9:30. Algunos como Quemadillo, Xímoti y Jaspi ya llevaban a esas horas un puñado de kilómetros. Quemadillo unos 35 desde Sagunto, Xímoti 55 desde Valencia y Jaspi más de 80 desde Gandía, aunque este último traía la moto en el maletero de su coche. Los otros dos vinieron rodando.
Salimos ordenadamente por las calles de Segorbe y poco a poco fuimos encarando una tras otra todas las subidas que nos iban llegando: Jérica, Caudiel e inmediatamente el Puerto de Arenillas (900 m.) que supuso un buen aperitivo y que dejó claro qué motos iban más y cuál, la mía, iba menos. Poco a poco iba perdiéndo de vista delante mía a todos los compañeros. A todos no, claro, el coche escoba iba detrás de mí por si...
Nos reagrupamos en Montanejos después de haber puesto en apuros a varios coches en la bajada, y es que los Vespino son tan ligeros que a poco que la carretera serpentée y pique hacia abajo, no hay quien les meta mano. Así ocurrió.
Pasado Montanejos cruzamos el río y comenzamos a subir de nuevo hasta Zucaina. Allí torcimos a la izquierda hasta el cruce de San Vicente de Piedrahita, Cortes de Arenoso y Villahermosa, donde volvimos a tocer, esta vez a la derecha. Alli nos esperaba una estupenda carretera con un tramo llano y una fuerte bajada hasta el río Villahermosa, a los pies del pueblo con el mismo nombre. Nos esperaba entonces una subida de 12 kilómetros hasta Puertomingalvo (1.400 m. de altitud) y la nieve. Antes habíamos parado a fotografiarnos con el pico Penyagolosa (1813 m. de altitud) como telón de fondo, a lo lejos.
Los 12 kilómetros hasta Puertomingalvo fueron bastante duros. No solo por la larguísima subida, sinó también por el mal estado de la carretera.
Al final nos volvimos a reagrupar en todo lo alto y nos hicimos unas fotos junto a la nieve y el precioso pueblo. Desde allí llamamos a Vespinaire para que supiese que únicamente nos quedaban por recorrer un puñado de kilómetros de pista asfaltada hasta Vistabella. Esos kilómetros fueron los peores. A priori parecía que todo iba a ir bien porque no había nada de tráfico y la carretera estaba limpia y con un asfalto excelente. Pero siempre hay algo que lo estropéa. En este caso fue Quemadillo quien se llevó la peor parte, porque casi sin esperarlo, en una bajada nos encontramos con un tramo de nieve pisada que en esos momentos era una pista de patinaje y claro, como los Vespino no saben patinar, allá fué Quemadillo por los suelos. Suerte que no iba rápido y solo se llevó un golpe en la rodilla que no fue a más. Menos mal.
Continuamos camino con mucha precaución porque nos encontramos unas cuantas placas de hielo. En una fuerte bajada vimos a un vespinero dando pedales que venía en sentido contrario. Era Vespinaire ayudando a su ALX en un trecho que seguro se acercaba al 20%. Paramos un momento para saludarle y todos juntos continuamos viaje hasta llegar al pueblo que no quedaba lejos.
Nos hicimos unas fotos junto a la fachada de la iglesia, enfrente mismo del restaurante donde, en teoría, íbamos a almorzar. Digo en teoría porque el almuerzo se convirtió en una comida magnífica, con platos típicos de la zona. "Estupendos". También comió con nosotros la esposa de Vespinaire.
Por desgracia había que regresar pronto y no había mucho tiempo para la sobremesa. De manera que hablamos todo lo que pudimos y enseguida a las motos nuevamente.
Al salir del pueblo, en un llano que nos dejaba ver el macizo de Penyagolosa totalmente nevado, al menos a mí, me dió la sensación de que la moto no iba cara el aire, nuca mejor dicho. Porque justo en ese momento el viento soplaba de frente y no había nada que lo frenase. Luego al comentar ese hecho con Xímoti, me dijo que a él le pasó lo mismo. Supongo que al resto no porque nos pasaban como si estuviésemos parados. Nos vengamos en las bajadas.
El regreso fue, quizás, demasiado rápido. Nos permitimos adelantar a algunos coches, incluso Quemadillo, que luego dice que corremos mucho cuesta abajo pero cuesta arriba "¿?", se permitió adelantar a un todoterreno en una recta en bajada... se nota la caballería. Carlos y yo nos quedamos detrás, pero no hicimos el ridículo porque llegamos a Montanejos empujando a los coches que nos veían por el retrovisor y no daban crédito. Y eso que íbamos con motores de 49 pelaos...
A la hora prevista llegamos a Segorbe, todavía había que cargar las motos a los coches y volver a casa. Xímotí y yo a Valencia, Jaspi a Gandía y Quemadillo, el más valiente, volvió a Sagunto rodando, como debe ser. Seguramente, tanto Xímoti como Quemadillo se acercaron a los 300 kms. en ese día.
Por mi parte me quedó un poco de cargo de conciencia por haber llevado la moto prácticamente todo el día a tope. Va contra mis principios y no me gusta, pero lo hice y quede al mismo tiempo satisfecho de lo bien que funcionan los motores Vespino ¿alguien lo dudaba? y eso que el mío viene de un Telepizza original al que solamente le he limpiado el carburador y le he cambiado el piñón de bici que tenía roto. Todo eso después de algunos años aguantando la intemperie en la puerta de la pizzería, desahuciado por sus dueños.
La siguiente excursión será con más calorcito y por la orilla del Mediterráneo.
Ahhhh, se me olvidaba, al final hubo mistela y "pasticas"
Los buenos viajes se hacen sin prisa.
Lao-Tse dijo: “Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”
Lao-Tse parece ser que fue contemporáneo de Confucio, aunque no está claro si vivió en el s.IV o VI a.C, cosa que en cualquier caso nos remonta a una época pasada hace unos 2.500 años.
Posiblemente escribió el Dào Dé Jing (o Tao Te Ching), obra esencial del taoísmo. El tao (o dao, ‘camino’) puede verse como el cambio permanente y este es la verdad universal.
Pero no vamos a entrar en temas filosóficos, en este caso ni siquiera históricos. Nos interesa esa primera frase que da importancia a comenzar los viajes sin prisa pero con el objetivo puesto muy lejos, con la intención constante de alcanzar el horizonte, pero no por el hecho de llegar a él, que es imposible, pero sí con el espíritu de conocer el camino que pisas en ese intento.
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