Seguramente se trata de aprovechar el tiempo libre de una forma diferente para cada momento. Es posible que incluso esa tendencia sea cíclica, vamos, que puede ir y venir e incluso alternarse en el tiempo, igual que la preferencia por un menú en el día a día.
Allá en los 80 tener un Citroën 2CV no extrañaba a nadie porque era un coche asequible para los exiguos bolsillos de la gente de a pie. No era una afición, más bien una necesidad: el primer utilitario de muchos. "Qué lejos queda aquello". Ahora nos reunimos de vez en cuando, con cualquier excusa, los orgullosos propietarios de estos coches tan curiosos. Entre trayecto y trayecto no dejamos de observar sonrisas a nuestro paso, incluso saludos de todo tipo que generalmente terminan con el recurrido "pulgar rampante". Sin duda alguna, cuarenta años después, en nuestro deambular despertamos admiración, como poco, simpatía.
En ocasiones, cuando estamos parados y algunas personas se acercaban a curiosear o a intercambiar cuatro palabras, no importaba si estábamos en España, Francia o Luxemburgo, siempre había posibilidad de intercambiar algunos gestos o vocablos comunes para satisfacer aquello que en determinados momentos estrecha de alguna manera lazos entre personas, aunque sean leves. Pues eso, que no deja de enorgullecer comprender que no se está sólo en este mundo y que muchas otras personas comparten tu gusto y tu afición. En estas ocasiones, en alguna de ellas, pueden aparecer sorpresas inesperadas y casi siempre agradables, como alguna indicación para llegar a algún lugar que andas buscando o incluso pequeñas informaciones sobre algo de estos coches que desconocías. En el mejor de los casos, incluso cosechar nuevos amigos.
Como decía un par de párrafos atrás, el gusto por las aficiones a veces es cíclico. Ahora estamos con los Citroën 2CV y en mi caso tengo descansando y no olvidado el Vespino GL esperando tiempos mejores, al menos más propicios para él y para mí. Casi nada tiene que ver una cosa con la otra, aunque salta a la vista que en el caso del 2CV obtienes más libertad, más comodidad, más cobertura y bastante más seguridad, pero sobre todo la posibilidad de compartir con los tuyos, familia y amigos, algo que difícilmente puedes llevar a cabo con el Vespino por razones obvias.
En algunas de las entradas de este blog he comentado experiencias con mi (nuestro) Citroën 2CV. No podía imaginar en 2009 que la "familia" de 2CV'llistas era tan grande y capaz de congregar a un número tan elevado de entusiastas. ¿Dónde estaban hasta ahora?
Estaban donde han estado siempre y se han movilizado cuando se les ha invitado a ello, sólo había que enterarse adónde y cuándo iba a ocurrir una cita. Pues en eso estamos...
Nos habíamos quedado en la visita a Sicilia en agosto de 2022, que ya dijimos que las fechas no habían sido buena elección debido fundamentalmente al excesivo calor. El lugar no nos defraudó. Lo que vimos no nos defraudó, pero, el calendario fue implacable. Como estaba previsto, la primera etapa fue la más larga y terminó en las proximidades de Mónaco. La segunda nos llevó hasta Pisa. La tercera no terminó lejos de Roma y la cuarta terminó en tierras sicilianas, después de la experiencia de cruzar en ferry el Estrecho de Messina, embarcando en Villa San Giovanni.
La llegada a la ciudad de Messina no nos dejó nada indiferentes, puesto que circular por sus calles y sus cuestas entre el "ordenado caos" endémico de aquel lugar con nuestros sencillos vehículos, es toda una experiencia. Una experiencia que se debe acometer con una buena dosis de paciencia bien trufada de decisión, similar creo yo a lo que ocurre en multitud de ciudades en otros lugares del mundo, pero estábamos en Sicilia. Los semáforos y las normas de circulación, la cortesía, la tranquilidad al volante y el mínimo respeto por quienes comparten las calles en otros vehículos se deja a un lado, quizás al otro lado del mar. Allí existe una manera diferente de manejarse entre el tráfico que crees asimilar con facilidad llegando a pensar que es sencillo adaptarse, cuando realmente no lo és. Se comprende de inmediato que no es mala intención ni cosa de unos cuantos "nerviositos". No hay protestas ni malas miradas, ni siquiera hacen sonar los claxon a modo de protesta. Si dudas te toman la delantera en el momento en el que dejas una mínima posibilidad, un pequeño espacio. Si no eres decidido y haces exactamente lo mismo que ellos, no avanzas. Te das cuenta pronto que debes aprender a hacerlo del mismo modo, es sólo eso: aprender. Por lo demás procuramos no juzgar, son así y esa es su casa, no podemos ni debemos pretender más que cosechar buenos recuerdos, buenas imágenes y salir indemnes, quizás también algún amigo.
Italia tiene miles de túneles
Siempre se puede encontrar buenos alojamientos para nosotros y nuestros coches
El calor se multiplicaba en la barriga del Ferry
El Estrecho de Messina
Agrigento. Visitando ruinas