Como la segunda etapa había sido muy dura y nos habíamos metido en la cama sobre las dos de la madrugada, esa jornada comenzaría bastante tarde.
El cielo estaba cubierto, totalmente gris, pero no llovía. Salimos hacia el norte atravesando la ciudad de Limoges, que no fue tan grave como Toulouse. A 25 kilómetros de etapa comenzó a llover. Nos dio la sensación de que aquello empezaba demasiado pronto y que la etapa tampoco sería fácil. Nos pusimos toda la artillería chubasqueril y seguimos. Por suerte la cosa cambió en poco tiempo y el sol comenzó a brillar con fuerza. El resto de la etapa discurrió muy bien, con buen tiempo e incluso calor, permitiéndonos rodar en camiseta y pantalón corto. Los paisajes era bonitos, igual que los pueblos del tipo los tres mosqueteros. Castillos, caserones, bosques, vacas en prados inmensos. Así llegamos a París, al pie de la Torre Eiffel. Allí había una reunión de Vespa, que según me explicaron se reúnen al pie de Trocadero todos los miércoles primeros de mes, durante todo el año.
La jornada no había concluido, faltaba llegar a Rosny-sur-Seine donde estaba instalado el cuartel general. El objetivo del viaje estaba conseguido, había llegado a París con las tres motos. Ahora a descansar y recuperarnos, luego el regreso.
Hoy es viernes y sigue lloviendo. Hay algunas cosas que revisar de las motos, pero no hay tregua. La moto de Chimo ha roto el soporte del escape y hay que soldarlo o buscar otra solución, las otras dos motos también habrá que revisar. Pero eso es otra historia que todavía no ha llegado… continuara, si se puede… eso será el próximo miércoles, mientras tanto vamos a hacer turismo. Ayer estuvimos en varios sitios de París, incluida la Torre Eiffel y hoy teníamos previsto ir a Disneyland, pero el agua aconseja ir a otro lugar, por ejemplo Versalles.
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