Tres años hace que no introduzco contenido a este blog. Entre la pandemia y un poco de desgana, lo cierto es que no ha habido mucho que compartir. Bien es cierto que quedó pendiente hacer algunos comentarios sobre la 23 edición del "Meeting 2CV y derivados" que se celebró en Croacia en 2019. Ahora que vamos cogiendo velocidad seguro que desempolvo algunas fotos y comentarios que pueden resultar interesantes, y espero que eso ocurra antes de la nueva edición que se debe llevar a cabo en Suiza para el verano de 2023. Todavía hay tiempo.
A lo que vamos: después de la suspensión del meeting suizo para este verano, dejando un poco de lado las restricciones que nos retuvuieron en casa durante demasiado tiempo, lo suyo era sacar las "viejas máquinas" a pasear, y que mejor ocasión, sirviendo de excusa, que la de ver cómo se comportaba la nueva adquisición de nuestros amigos, un CV6 que llevaba olvidado en un rincón demasiados años. Suerte que estas máquinas no guardan rencor y siempre te reciben con una sonrisa cuando un buen día te tropiezas con ellas en el lugar más polvoriento de un garaje. Los 2CV son así.
Los últimos meses hablábamos de fechas y rutas, dejando a Toni y Puri la concreción y visitas en el destino, que en esta ocasión iba a ser la Isla de Sicilia, aunque ellos, gente aguerrida en viajes, fueron mucho más sensatos que nosotros y decidieron viajar en avión hasta Palermo. No tardaron mucho en sumarse a la aventura los de Castellón: Xavi, Carmen y Xavi Jr. A éstos no había que explicarles nada, ya cuentan con experiencia suficiente en estos asuntos y cuentan con su "Pomodoro", que es como han bautizado a su 2CV en homenaje precisamente a este viaje.
Equivocadamente y también obligados por los periodos vacacionales de muchos de los participantes, decidimos llevar a cabo el viaje durante la primera quincena de agosto (insisto y matizo: el gran error). El primer problema fue el día de la partida, que si bien habitualmente es el día que todos o la mayor parte de los franceses cogen vacaciones e inundan las autopistas, este año venía con el agravante de que caía en fin de semana. Lo anoto en mayúsculas para resaltar el día que no conviene circular por Francia: EL UNO DE AGOSTO (1 AOÛT). No lo olvidéis!!!!
Como la partida de cada uno de nosotros iba a ser de diferentes lugares, pensamos en la conveniencia de quedar en un lugar ya metidos en autopista, así que el área de Benicarló de la AP7 a las 8:00 de la mañana nos pareció adecuada.
Mientras nos íbamos acercando al punto de encuentro, viendo a nuestra derecha cómo el sol se iba desperezando, comprendimos que nuestros presagios respecto al tráfico en Francia, como sospechábamos, podrían llegar a ser un problema. Veíamos que las áreas de servicio al otro lado, en sentido contrario al nuestro, estaban literalmente desbordadas con coches y camiones aparcados fuera de los límites de las áreas, ocupando incluso tramos de arcén antes y después, en los accesos y en las salidas nuevamente a la autopista. En cierto modo nos dio que pensar que ver aquello iba a favorecernos porque entendimos que los turistas del país vecino habían adelantado su partida un día antes que nosotros, por lo que la afluencia grande podría haberse dado el día anterior. Así fue...
La llegada a la Junquera no tuvo grandes dificultades. Los seis caballos cogieron prontamente su ritmo de galope y la frontera se vislumbró en el horario previsto. Repostamos antes de cruzar a Francia por aquello de ahorrar unos céntimos, que luego no fueron tantos puesto que los precios de las gasolinas, tanto en Francia como luego en Italia, mantenían unas cifras semejantes a las españolas, dejando a un lado el descuento que se aplica en nuestro país y que no existe en los otros dos.
El contratiempo del día lo encontramos en la misma frontera, que nos entretuvo mucho más de lo previsto, siendo además las horas punta de calor que junto a las horas cabalgadas estaban comenzando a mellar nuestras fuerzas. Por el contrario y por suerte, esto ocurrió en la primera etapa en la que las pilas las llevamos a tope y las ganas de viaje rozan lo pletórico. ¿La culpa de toda aquella cola que parecía ser interminable y se extendió por más de 15 kms? algo muy tonto e inexplicablemente absurdo: la recogida del ticket de peaje para la autopista francesa, que si, sigue siendo de pago, cosa que en nuestro país ya no lo és.
El resto de la jornada, a pesar de los 1000 kms que iba a tener, no fue excesivamente complicada, con la salvedad de que el tiempo perdido en el dichoso "buchón" nos faltó para llegar con luz solar a nuestro primer destino.
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