Agradecer a Kiqu y familia por haber participado y ayudado de manera incondicional a nuestra aventura: Kiqu y Pilar desde la furgoneta de apoyo y Aina como un aventurero más.
Agradecer a Sprint en Segorbe porque un año más nos ha proporcionado la posibilidad de ser vistos con sus chalecos reflectantes.
Naturalmente a Juan Bicisport por velar por nuestras máquinas de manera directa, aunque un año más se haya quedado con las ganas de ser elemento aventurero.
Y no nos olvidemos de todos los amigos cercanos y lejanos que nos han alentado y también nos han soplado en el cogote para que no desfalleciésemos en nuestro empeño.
Mañana hará una semana que regresamos a casa con dos días de adelanto sobre unas previsiones, a priori, bastante exigentes en su concepción original de siete días. No es que hayamos acortado el itinerario y las rutas, sencillamente se trata de que hemos volado sobre las carreteras y hemos ganado dos días a las previsiones que al final han sido de cinco días en total. Eso si, que nadie se lleve a engaño, siempre a modestas velocidades soportables para nuestras monturas en una carrera (si se puede llamar así) con nosotros mismos y nuestros límites físicos, puesto que las máquinas eran el instrumento fundamental "insensible e incansable", por lo tanto, una vez más y ya he perdido la cuenta: "BRAVO POR LAS VESPINO".
Recuerdo que en mi primer viaje con mi Vespino a Riudellots de
Años después, nada menos que 25, después de usarla para todo, haber servido también para "romper la mano" de los jóvenes de la familia y haber sufrido varias capas de tuneado, finalmente quedó aletargada y llenándose de polvo en un ricón oscuro del garaje. Por mi parte no olvidé nunca aquel primer viaje a Riudellots, por eso se me ocurrió la posibilidad de sacarla nuevamente a la luz, desempolvarla, revisarla y acicalarla para ver si era capaz de llevarme mucho más lejos y continuar con aquel agradable sueño de 1982. Era una idea que me rondaba por la cabeza mucho tiempo y que sólo fue necesario el espoléo de la frase de alguno de mis amigos en una cena subida de decibelios: "no tienes huevos..."
Para eso claro que los tenía, y para mucho más; sólo fue necesario abrir el tarro de esencias y disfrutar de lo que un/una Vespino es capaz de ofrecer. De no dejar de sorprenderte de lo que se puede conseguir con algo tan pequeño y tan insignificante, al tiempo que robusto e incansable.
Portugal, después de haber llegado tan lejos en viajes precedentes, parecía algo fácil, había por tanto que añadir una "guinda" que pusiera un poco de dificultad a lo que parecía sencillo y al final subimos el listón a límites de record, a una etapa de más de
No tenemos noticia de que alguien lo hiciera con anterioridad en una Vespino. Lo más próximo y meritorio fue la travesía norte-sur por partida doble de
Ni Tachu ni yo mismo (Valentín) habíamos llevado a cabo ninguna preparación física pensando en el viaje. Las motos eran las mismas que el viaje a París del año anterior; es más,
La víspera de la partida recibimos la mala noticia de la no participación de nuestro amigo y compañero de viaje Chimo, que por motivos familiares tuvo que desistir a última hora de incorporarse a la aventura desde tierras cordobesas. Por otra parte, la confirmación de la participación de Aina Garí acompañada por sus padres Kiqu y Pilar desde el sur de Portugal, no sólo inyectaban el aire fresco de una aventura joven y decidida, sino que también nos proporcionaba la cobertura de un coche de apoyo y la inestimable ayuda técnica directa del mismo director técnico de todos nuestros proyectos vespineros. Así que la dificultad únicamente se reducía, que no era poco, a llegar a Sagres en Portugal.
Sobre las 17:30 del domingo 5 de agosto de 2012 llegaba a mi casa de Vall de Almonacid sobre su GL un sonriente e ilusionado Tachu con cara de comerse a bocado redondo el reto que íbamos a intentar. Así que con los
Fue un retraso de apenas media hora lo que acumulamos en el mismo punto de partida respecto a lo previsto inicialmente, aunque confiábamos en ir ganando tiempo al rutómetro poco a poco una vez puestos en marcha. Los
Por fin se puso en marcha la comitiva: yo en cabeza seguido de Tachu y tras nosotros Quemadillo en su BMW R-75, Toni Bicis en su Vespino y Juan y Rebeca Escrig en
Atravesar Segorbe, subir el puerto de
Parada para cenar, parada para repostar, parada para colocarnos la ropa de abrigo, el cansancio de toda la noche en la que los sensores de alerta se alimentaban de unas reservas que cada vez se diluían más deprisa, contribuyeron a que al amanecer con unas temperaturas que rondaban los 11ºc. nos diéramos verdadera cuenta de dónde nos habíamos metido. Tanto Tachu como yo deseábamos que el sol se elevara en el horizonte y calentase un poco nuestros maltrechos cuerpos. ¿Cómo era posible que en pleno mes de agosto, con la que estaba cayendo de calor en toda
No recuerdo exáctamente el pueblecito blanco donde paramos a la sombra de su cementerio, precisamente porque allí no había alambradas; lo que sí recuerdo es que llevábamos más de
Castellón, Valencia, Cuenca, Albacete, Ciudad Real, Córdoba, Badajoz, Huelva y finalmente la frontera lusa: cuando cruzamos la frontera y pasamos junto a Barranco, que es la primera población de Portugal por aquel paso, la carretera empeoró notablemente.
Entrada en Portugal junto a la ciudad de Barranco
Faltaban todavía
De vez en cuando había que detenerse a manipular al enloquecido navegador, unas veces para pedirle que nos llevara por carreteras para bicicletas y otras, hartos de visitas turísticas por el centro de todas las localidades que nos salían al paso, para que no lo hicieran. Y por fin llegamos a la barbilla de
Kiqu nos había pasado las coordenadas del camping en el que habían contratado un bungalow para los cinco, cosa grata porque suponía que en pocas horas nos dejaríamos caer en unas camas reponedoras de aventureros esfuerzos.
No fue sencillo porque al contrario de lo que pudimos ver en los kilómetros portugueses que habíamos pisado en las últimas horas, en aquella zona el tráfico era frenético y las obras de algunos tramos provocaban largas colas, sin olvidar el peligro de compartir vía con vehículos mucho más rápidos que nuestras Vespino. De manera que entre unas cosas y otras llegamos anochecido al camping lugar de encuentro, no sin antes haber pateado por confusión un camping próximo (cosa de coordenadas). El caso es que nos encontramos con los Garí que ya nos esperaban en la misma entrada. Y no sólo eso, además nos habían preparado una cena calentita que nos vino como agua en Mayo. Disfrutamos de un poco de conversación durante la cena y, una vez concluida ésta, lo que primaba era una ducha y el encuentro con nuestros camastros.
1082 kms. en el cuenta Kms. de la moto de Tachu
Habíamos conseguido la parte más difícil del viaje: unir Vall de Almonacid con Sagres de un tirón. Los kilómetros finalmente fueron 1.082 para Tachu y su Vespino y 37 menos para mí y
Quedaba atravesar Portugal para llegar a Galicia y luego regresar a casa.
Aina, Tachu y yo con Sagres al fondo
En carretera escoltados por Pilar y Kiqu en la furgoneta
Tachu junto a las motos en el centro de Oporto
Refrescándonos junto al Miño
Sabrosos platos para un menú
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